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Foto del escritorLuis Alfredo Rojas

¿Por qué nos cuesta aterrizar un propósito?

Con la situación actual, en la que la sensación de incertidumbre llega cada tanto, hemos replanteado el enfoque que le damos al propósito. Pero, ¿cómo aterrizamos y alineamos ese tema a nivel personal, profesional y de equipo?



Una de las preguntas más trascendentales a las que nos enfrentamos es ¿Cuál es tu propósito como persona? ¿Cuál es tu propósito como líder? ¿Cuál es el propósito de tu equipo? Nos han enseñado a tener metas claras, a cumplir objetivos y a responder con indicadores, por eso es que a veces nos cuesta racionalizar un propósito, porque nos suena etéreo e intangible. Si, y está bien, tenemos que entregar resultados. El punto es que las metas hacen parte de los propósitos y deberían estar alineadas con el mismo.


Cuando pensamos en propósito, es común que lo confundamos con metas. La diferencia está en que las metas son pasos intermedios para alcanzar un propósito y por eso decimos que son pasajeras: cuando las cumplimos tenemos un destello de alegría por el deber cumplido, pero casi que inmediatamente nos llega el pensamiento de ¿y ahora qué? Cuando hay, en cambio, un propósito, ya tenemos claro hacia dónde seguir y cuál es el paso que sigue.


Hemos aprendido que los propósitos se pueden dividir en tres categorías: Experiencias, Crecimiento y Contribución.

Y se pueden entender por separado; tener como propósito vivir cierta clase de experiencias que nos generen plenitud y nos permitan vivir la vida y sentirnos de determinada manera puede ser el norte que guía nuestras acciones y metas. Metas que pueden ir desde compartir tiempo de calidad con la familia hasta cultivar relaciones que nos aporten, por poner un ejemplo.


¿Pero saben? Nos gusta pensar en el propósito como la combinación de las tres categorías. Me explico: Quiero experiencias de calidad y para ello debo hacerme tres preguntas, cada una relacionada con un tipo de propósito.


1. ¿Cómo me quiero sentir, qué emociones quiero que predominen mi vida?
2. ¿Qué conocimiento nuevo debo integrar para vivir lo que quiero vivir?
3. ¿Cómo le voy a devolver al mundo lo que sé?

Para aterrizar todo esto que les cuento, hemos trabajado en un modelo que nos permite alinear propósitos y metas, un modelo valioso que contribuye al bienestar de las personas y las ayuda a descubrir su lugar en el mundo y calmar la ansiedad personal y grupal por la falta de claridad en lo que queremos lograr con nuestra vida.


Los invito a que conozcan el programa de visión a futuro, les aseguro va a cambiar la forma en que ustedes y sus equipos afrontan las tareas diarias, fortaleciendo la confianza, la comunicación y el liderazgo.

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