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5 Verdades incómodas que todo líder debe saber antes de que se acabe el año

Foto del escritor: Carlos H. GómezCarlos H. Gómez

Liderar no es para quienes buscan la comodidad y la aprobación constante. Es un campo de batalla emocional donde, más temprano que tarde, las verdades incómodas te golpean como un memo en lunes por la mañana.



Pero no todo está perdido, cada verdad trae consigo una oportunidad de acción. Aquí están las cinco que todo líder debería enfrentar antes de cerrar el año:

 

1. Nadie te está diciendo toda la verdad

Por más ‘de puertas abiertas’ que sea oficina, tu equipo probablemente sigue diciendo lo que cree que quieres escuchar. ¿Por qué? Porque la vulnerabilidad no paga las cuentas, y la franqueza, si no se maneja bien, suele tener un costo político en la oficina. Si quieres que te digan las cosas como son, empieza por crear un espacio donde la honestidad no se castigue con miradas incómodas o con proyectos poco deseables.


Qué hacer: Programa reuniones uno a uno y utiliza preguntas abiertas como: “¿Qué harías diferente si estuvieras en mi lugar?” o “¿Qué es lo que te frustra más del equipo?” Escucha activamente sin interrumpir ni juzgar. La confianza se construye con cada interacción genuina.

 

2. No eres tan inspirador como crees

 

Es un golpe al ego, pero el hecho de que te escuchen no significa que te sigan. ¿Crees que tus discursos motivacionales están moviendo montañas? Probablemente solo están llenando minutos antes del almuerzo. La inspiración real viene de tus acciones, no de tus palabras. Si no estás siendo ejemplo de lo que predicas, tus palabras son humo.


Qué hacer: Sé un ejemplo vivo de lo que predicas. ¿Hablas de trabajo en equipo? Asegúrate de colaborar activamente. ¿Pides innovación? Sé el primero en proponer ideas fuera de la caja. Haz una lista de los valores que predicas y evalúa qué tan bien los estás encarnando.

 

3. La motivación es un lujo, no una constante

 

No puedes esperar que tu equipo esté siempre al 100%. Los picos de productividad van y vienen, y no todos los días serán épicos. Lo duro es que, a veces, eres tú quien drena la energía del equipo con objetivos imposibles o reuniones interminables. Deja de buscar el happiness o la cultura positiva como si fuera un unicornio y empieza a entender cómo gestionar la energía del equipo en lugar de solo exigirla.


Qué hacer: Evalúa las cargas de trabajo y prioriza tareas. Introduce momentos de pausa y reflexión en la rutina del equipo, como check-ins rápidos para ajustar el enfoque y detectar desgaste emocional. Si puedes, elimina reuniones innecesarias y da espacio para que la gente recargue energías.

 

4. Tu visión a largo plazo puede no importar ahora

 

Sí, es genial que tengas planes para el 2030, pero si tu equipo no sabe qué hacer mañana, tu visión es irrelevante. Muchos líderes se obsesionan con el big picture y olvidan que las pequeñas acciones diarias son las que construyen el cambio. Aterriza la visión en pasos claros y útiles o prepárate para que solo sea un bonito póster en la sala de juntas.


Qué hacer: Convierte tu visión en pasos accionables y a corto plazo. Comunica claramente el hoy en el contexto del mañana y asegúrate de que cada miembro del equipo entienda cómo su rol contribuye a ese futuro. Un buen inicio es establecer objetivos SMART para cada trimestre.

 

5. El cambio no se delega

 

Puedes contratar consultores como nosotros, formar comités o usar todo el PowerPoint del mundo, pero si tú no lideras el cambio, nadie lo hará. El cambio real exige incomodarte, desaprender y ser el primero en asumir los riesgos. ¿Quieres que tu equipo evolucione? Empieza por ti.


Qué hacer: Identifica un área en la que puedas ser más flexible o aprender algo nuevo y comienza a practicarlo. Muestra vulnerabilidad aceptando lo que no sabes y haz ajustes visibles en tu forma de trabajar. Liderar el cambio es una combinación de ejemplo y consistencia.


 

Ya ves, el liderazgo no se trata de hacer que todo parezca perfecto, sino de aceptar que el caos, la imperfección y las verdades incómodas son parte del juego. Ahora que lo sabes, cierra este año con menos autocomplacencia y más acción, porque el 2025 no esperará a que te pongas al día. ¿Listo para encarar estas verdades o preferirías que alguien más te lo recuerde en la próxima reunión?

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